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Jacobina Bello Espinosa

 

           JACOBINA BELLO ESPINOSA




Jacobina Bello Espinosa nació en Santa Cruz de Tenerife en 1830 y falleció en 1889 fue una pintora canaria.Participó en diversas expocisiones de bellas artes en el archipiélago.

Nació en Santa Cruz de Tenerife hacia 1830 en una familia acomodada de San Cristóbal de La LagunaEra hija del abogado y profesor universitario Domingo Bello y Lenard y de Ana Ignacia Espinosa y Carta. Se afirma que recibió formación artística de su hermano José Lorenzo, formado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.Se la considera pintora de apego. Ya que en esa época era una dificultad para las mujeres con inquietudes artísticas formarse y la formación que adquirían era en el ámbito privado con algún pariente varón.

En 1853 presentó por primera vez su obra en la Exposición de Artes e Industria de la Sociedad Literaria de Las Palmas, y unos meses más tarde en la de la Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, con dos pinturas, una de una ermitaño y un retrato de una chica del campo. En 1855-1856 también participó en la de la Academia Provincial de Bellas Artes.En la exposición celebrada en 1862 presentó dos pinturas de género, una representaba Una familia de pescadores . Fue premiada con una medalla de bronce. 

El 23 de mayo de 1878 se casó en Santa Cruz de Tenerife con su primo hermano José Bello y Colombo, capitán de infantería, quien también había tenido formación artística en la Academia Provincial de Bellas Artes. El matrimonio se instaló en Granadilla de Abona , localidad donde hizo varios retratos de los Regalado, amigos de la familia.

Figuran los retratos individuales de Domingo Regalado Sierra, su esposa, Petra González Díaz, y su hijo, Gonzalo Regalado González, sobre superficies de 59 x 44 cm cada uno de ellos. Su datación es fácil de colegir, pues el bastidor del primero citado tiene la fecha «1880 junio 30» escrita a mano. Son óleos sobre lienzos y están contorneados por bellos marcos áureos, lo que les da mayor prestancia. 

Se han representado solo sus torsos y las figuras se recortan visualmente sobre presuntos óvalos de diferente matización cromática, siendo esa traza muy nítida en el caso del progenitor. Los cuerpos de don Domingo y doña Petra aparecen ladeados en sentido inverso uno del otro, seguramente para que al colgar los cuadros quedaran de frente entre sí. El del hijo muestra la misma disposición que el de su padre. El resultado final son tres obras de gran fidelidad, en las cuales se intenta transmitir el carácter más abierto del progenitor, la serena contención de la señora y la típica curiosidad del joven. No se cae en la simple figuración del físico de cada uno, parecen captar la personalidad que encierran individualmente. 

El dibujo de las caras ha sido bien perfilado, mostrando ligeras sonrisas ante quien posan, más comedida, eso sí, por parte del joven Gonzalo. No se recoge la presencia de arrugas ni rictus, en una evidente idealización figurativa. La paleta cromática es muy escueta, resaltando la palidez de los rostros cerúleos sobre el fondo. En las ropas no hay elementos realistas como el pliegue de las telas o su textura; se ha dispuesto la pincelada lisa, delineando bien las cabelleras, las camisas blancas y los relojes de los hombres, piezas auríferas que contrastan con el rigor de los atuendos masculinos. El cuello de encaje blanco de la señora aligera ópticamente la corpulencia de esta, peinada con dos curiosos mechones ondulados en espiral sobre la frente. De sus orejas cuelgan largos pendientes y rodea su cuello una cadena de oro con redonda medalla. En esta última joya hay una verdadera miniatura: aparece una mano dejando caer flores sueltas, conjunto floral que se aprecia aguzando la vista; sabemos que se trata de una alhaja que luego heredarían sus descendientes, tal como se verifica en un dibujo posterior donde se figura a una joven de la familia. 

Las pinceladas están dadas con fluidez, pero se atienen estrictamente a las líneas de la composición, no son manchas cromáticas superpuestas paulatinamente para lograr el efecto óptico a la manera de los impresionistas. Este no es el caso, aquí prevalece el realismo habitual en los artistas hispanos de esa época.



 

    Retrato de D.Domingo Regalado Sierra.1880.   

                                                               Retrato de Dña.Petra González Díaz

 

En 1887 su marido es destinado a Las Palmas, se desconoce si ella llegó a trasladarse, porque sufría una enfermedad incurable que le provocó la muerte el 7 de noviembre de 1889.


https://ca.wikipedia.org/wiki/Jacobina_Bello_y_Espinosa

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